Este libro se termino de imprimir en el mes de diciembre del año 2011 en Gráfica Gral Belgrano.Aristobulo del Valle 1942 Buenos Aires.
Autores:
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Flavio Amarillo
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Autores:
AIDA IRMA VERBEKE
FLAVIO ANIBAL AMARILLO
EDUARDO ALBERTO DELFINO
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GRUTAS
Como un designio divino.
Allá, cuando los días no tenían nombres y pasaban inadvertidos cabalgando sobre los caprichos de las estaciones.
Aquel tiempo...
Cuando la mano de la naturaleza se alzó con un cincel de mar y con una lija de viento, cuando usurpó las tórridas brisas del verano y los gélidos vientos del invierno, cuando les dio espacio a las aves para que con su picota delinearan sus nidos.
Así de esta manera, la trabajadora incesante, comenzó su obra planeada sobre los acantilados de la costa.
Mar litigante de interminables arremetidas y de infinitas batallas, viento abrasivo aliado y compañero inseparable en esta historia sin tiempo.
Cuerpo rocoso estoico y firme con la frente bien alta mirando el desdibujado horizonte como a una aleación constante ente cielo,nubes y agua.
Piel añeja y cuarteada por donde se escurre el sudor de la agitada pelea y las heridas imborrables que le han quedado como llagas vivas con forma de bocas.
Bocas que se han empapado y bebido las mareas... bocas que se han tragado los mas exquisitos amaneceres y le han gritado a la naturaleza su abierta presencia.
Cuevas....cavernas...grutas...
Flavio Amarillo
MI ENTORNO
Vivir aquí es ser testigo diario de la mas extravagante y mágica conjunción de espacio y naturaleza.
Conmovedores ocasos y amaneceres que a cada segundo se desdibujan y van proyectanco una película celestial que obnubila y atrapa, como absorbiendo y haciendo partícipes involuntarios a todos los seres en la escena.
No existe sensación de aburrimiento o de monotonía de la vida.
De inextricables e irrepetibles movimientos cósmicos y terrenales se viste la geografía de esta realidad inmersa en ecos de ilusión que lo absorben, se inspiran se beben y asimilan en los vastos rincones del recuerdo.
Esbozo humildemente esta percepción, expresándome con palabras, pero son muy escasas al momento de necesitarlas para describir un sentimiento o imagen.
Un mar añil oscilante de gigantesca magnitud, que se adormece como un lago, en los días calmos, o se estrella con furia indomable durante las sudestadas violentas.
Se vela en los mas diversos colores mientras es abordado por os rayos del sol y éstos utilizan las nubes para filtrar las máculas que ocasionalmente destaca.
Se esfuma y confunde entre el infinito horizonte y los cenicientos celajes, formando una masa uniforme imposible de desmembrar visualmente.
Traza en la acallada lejania una línea horizontal por donde la tierra emana bocanadas de humo blanco, imitando los bostezos de un volcán que amanece luego de milenaria siesta.
Decoran el entorno las aves y el viento Compañeros inseparables que apabullan el lugar. Las incansables gaviotas que cortan el aire y el agua en cíclica rutina.
El bullicio de los loros que desafian el bramar metódico de las rompientes , que al percibir tras sus plumas la lenta y apacible baja de temperatura del aire que los sostiene, en bandadas clamorosas se apretujan y aunan para esperar la noche entre el calor de la multitud.
Recostada sobre un quiebre, cuidando su delicado color caramelo aguardan las dunas como cuerpos maleables al antojo del viento, arenas infinitas, lagrimas secas de mar hecha polvo, finas partículas de nácar en que se fue transformando el tiempo.
Un mar añil oscilante de gigantesca magnitud, que se adormece como un lago, en los días calmos, o se estrella con furia indomable durante las sudestadas violentas.
Se vela en los mas diversos colores mientras es abordado por os rayos del sol y éstos utilizan las nubes para filtrar las máculas que ocasionalmente destaca.
Se esfuma y confunde entre el infinito horizonte y los cenicientos celajes, formando una masa uniforme imposible de desmembrar visualmente.
Traza en la acallada lejania una línea horizontal por donde la tierra emana bocanadas de humo blanco, imitando los bostezos de un volcán que amanece luego de milenaria siesta.
Decoran el entorno las aves y el viento Compañeros inseparables que apabullan el lugar. Las incansables gaviotas que cortan el aire y el agua en cíclica rutina.
El bullicio de los loros que desafian el bramar metódico de las rompientes , que al percibir tras sus plumas la lenta y apacible baja de temperatura del aire que los sostiene, en bandadas clamorosas se apretujan y aunan para esperar la noche entre el calor de la multitud.
Recostada sobre un quiebre, cuidando su delicado color caramelo aguardan las dunas como cuerpos maleables al antojo del viento, arenas infinitas, lagrimas secas de mar hecha polvo, finas partículas de nácar en que se fue transformando el tiempo.
Flavio Amarillo
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EN SUELO ENTRERRIANO
Como el instante de un sueño. Como el tiempo que tarda en rayar el cielo un relámpago en el horizonte.
Asi, tan fugaz y a la vez tan intenso fue tu impacto. Inexplicable entonces,pero tan real como la brisa que te originó,
En la memoria los recuerdos, las palabras para recrearte,. Te percibí de repente, pero no te pude definir con la misma velocidad...
Es tu humedad que se mezcla con la sorda queja de ramas azotadas por tormentas.
La estela que dejan en el aire las flores de los árboles.
Rumores de añejos eucaliptos que se ufanan del paso del tiempo.
Fragancia de pinares que abrazados en cuadrillas lijan el éter con sus manos de agujas.
Descanso de espinillos que sen su estoica dureza, siembran los campos del mas fino y suave vellón de color ocre.
Vapor y sereno de lagunas y arroyos que despiertan la mañana, arrugando la tierra con sus incesante caudal.
Eco de lloviznas y cerrazones prolongadas que van amortizando los inviernos.
Un dejo también de precipitados vahos bochornosos, que cuecen las tierras y ondulan entre cuchillas madurando sembrados.
Con toda esa carga llegaste hasta mi. Una bofetada incomprensible al sentimiento.
Un despertar al ser dormido en el letargo de tu ausencia.
Flavio Amarillo
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